En el abordaje asistencial con una persona con problemática de consumo,
desde el inicio se plantea un objetivo prioritario que es el de disminuir los
daños, tanto en el sujeto como en su familia. Para poder responder a ello sin
dejar de profundizar en lo que subyace, se aborda, en forma simultánea, dos
niveles de intervención:
1. Un Nivel Operativo – Atenuante, con estrategias diseñadas para dar
respuestas funcionales en los aspectos urgentes a tratar de la cotidianeidad
del sujeto y su familia. Es decir, se apunta a generar cambios rápidos que
detengan o disminuyan los daños producidos por la conducta adictiva. Lo que
implica un abordaje motivacional que posicione al sujeto de manera tal que éste
responda a las estrategias planteadas.
En un “Acontecimiento de cambio” (Greenberg
1986) se encuentran cuatro componentes:
- Una
señal del paciente que “es una afirmación o un grupo de afirmaciones que
indican al terapeuta que el paciente se encuentra en ese momento frente a un
problema (o un conflicto) susceptible de intervención”.
- La
operación del terapeuta que se refiere a la intervención realizada por él para
facilitar la resolución del problema.
- La
actuación del cliente, que consiste en la respuesta del cliente a la
intervención terapéutica.
- Un
resultado intrasesión, que va a variar en función de la teoría, puede ser la
reorganización cognitiva, la resolución de un conflicto, el abandono de una
idea irracional, etc.
En el Nivel Operativo - Atenuante del proceso, se tienen en cuenta las
señales del conultante que tienen
que ver con: resistencia a colaborar con la entrevista, a partir de silencios
prolongados, críticas abiertas a lo dicho por el entrevistador, comportamiento
no verbal que indica desacuerdo, conductas desafiantes, argumentos a favor de
la conducta adictiva o, directamente, negación de la misma o de su gravedad
(minimización del problema). Otra modalidad posible en esta fase, es la del
sujeto que, reconociendo la conducta adictiva como problema, no registra como
necesario un tratamiento para cambiar, ya que siente que sólo depende de que él
así lo quiera, sin tener que recurrir a ningún tipo de ayuda externa.
Por otro lado, a partir de la observación directa del consultante, y los
datos obtenidos por él y su entorno, se hacen innegables los daños producidos
cuando hay persistencia en el consumo. Esto se evidencia en el alto monto de
ansiedad, angustia y, a veces, agresión, de las primeras entrevistas. Las
dificultades relacionadas con la escasa o nula actividad por parte del sujeto
que consulta: abandono de estudios, desocupación, carencia de redes
contenedoras. Historia de antecedentes en salud relacionados con internaciones
por intoxicación aguda, episodios de violencia en el núcleo familiar, algunas
veces, conductas delictivas, etc.
La operación o Intervención del
entrevistador, deberá apuntar a disminuir la resistencia, aumentar la
motivación y a construir con el consultante un problema en donde pueda sentirse
identificado e implicado. La Intervención Motivacional con sus técnicas
respectivas, han resultado ser útiles para la resolución del problema.
La intervención debe focalizarse explícitamente en el logro o refuerzo de
aquellas conductas que el sujeto considera saludables, y que le otorgan
beneficios internos como tranquilidad, orden, equilibrio, autoeficacia, etc. Al
trabajar desde allí, el sujeto tiende a explayarse también sobre aquellas
conductas que le impiden sentirse bien; y, el consumo de sustancias es una de
ellas. A partir de allí, se trabaja sobre la idea de autocontrol, sin imponer
la idea de abstinencia absoluta, lo cual sería completamente inútil
considerando la fase del tratamiento.
En este nivel, se logra el objetivo, si el sujeto puede al menos registrar
la necesidad de autocontrol en relación al consumo de sustancias.
Son adecuadas las Intervenciones mínimas con información y consejos
directos sobre posibles conductas alternativas.
Trabajar con la familia es fundamental para poder interrumpir algunas
secuencias de conductas que sostienen la conducta problema.
La respuesta del cliente se
traduce en posturas y gestos que comienzan a reflejar comodidad, y puede hablar
sobre lo que le pasa sin necesidad de que el terapeuta pregunte todo el tiempo.
Escucha y responde en concordancia con los planteos que se le hacen. Aun en
desacuerdo con la postura del terapeuta, la conducta no es desafiante sino
explicativa.
Si la Intervención ha sido exitosa, el
resultado intrasesión se hace evidente a partir de un aumento en la
colaboración del paciente durante la entrevista. Sin que el terapeuta lo
plantee, suele comenzar a hablar de sus patrones de consumo con cierto grado de
preocupación al respecto.
En un Nivel operativo-atenuante, no se trabajan ni siquiera las teorías
acerca del problema, sino que se priorizan acciones tendientes a disminuir
rápidamente el daño, para, luego, trabajar en otro nivel de intervención.
Lo que realmente marca el éxito de la intervención en un nivel operativo,
es que el consultante asista a la siguiente entrevista, y a la siguiente…
2. Un Nivel Estructural, que apunta a Comprender la construcción del sujeto y su familia en
relación a la conducta adictiva, Establecer nuevas perspectivas acerca del
problema, que posibiliten el cambio de la misma y Posibilitar cambios
estructurales.
Siguiendo el modelo del Acontecimiento de cambio, las señales que demandan una intervención, pueden ser:
El paciente ha comenzado a realizar algunas conductas que apuntan a
disminuir el consumo, y puede hablar de las mismas como generadoras de
conflictos. Demuestra preocupación por los efectos y puede verbalizar la
necesidad de cambio. Es allí cuando, en forma simultánea se comienza a trabajar
en el análisis de los factores implicados en el problema.
Las Intervenciones se basan en
reestructuraciones en relación al síntoma y a las soluciones intentadas, de
manera tal que se posibilite la visión de un cambio. Se trabaja estableciendo
metas, y analizando cuáles son los factores que posibilitan u obstaculizan su
concreción, a partir de allí, surge, inevitablemente el análisis de los
aspectos individuales y familiares, presentes y pasados que intervienen en la
problemática y en la posibilidad de su resolución.
Cuando la estrategia aplicada durante la sesión, es pertinente con el
momento de cambio del paciente, y está en sintonía con el modo en que organiza
la realidad esa persona en particular, se manifiestan resultados intrasesión que implican:
-
Apertura al diálogo
-
Aumento de la capacidad reflexiva y autocrítica intra sesión
-
Discurso protagónico de parte del consultante, “lo que yo puedo hacer”, en
relación a las conductas tanto problemáticas como de resolución.
-
Aceptación de las construcciones ofrecidas por el terapeuta
(redefiniciones, reformulaciones), manifiesto al utilizar dicha construcción en
diferentes momentos de la sesión, y transfiriendo las mismas, a otras
situaciones.
-
Participación activa en la direccionalidad de la sesión.
-
Realización de las tareas asignadas de una sesión a otra.
El Nivel Operativo, comienza desde la primera entrevista; y se mantiene
durante todo el tratamiento. Es un nivel desde el cual pueden operar todos
aquellos que reciben consultas iniciales relacionadas con la problemática
adictiva.
El nivel Estructural, requiere por parte del paciente, una postura activa
en un proceso de psicoterapia, lo cual no siempre se presenta desde el primer
contacto.
Mgter Andrea Agrelo
Extracto del Capítulo
del Libro:
“FUNDAMENTOS TEÓRICOS Y PRÁCTICOS DE LA INTERVENCIÓN EN LA FAMILIA, LA
NIÑEZ Y LA ADOLESCENCIA” Cap. 7. “Las problemáticas sociales: Problemática
de las Adicciones” 809 - 869. Editorial de la UDA. Mendoza. Abril 2012
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